domingo, 7 de noviembre de 2010

El paraíso según Ratzinger

Hace algo más de tres años, Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI, el rey absoluto e infalible de la iglesia católica, viajó a Brasil con el propósito de conseguir que se impusiera la enseñanza religiosa en las escuelas. José Inacio Lula Da Silva le contestó que no, que él presidía una república laica.

La respuesta debe haber disgustado mucho al santo padre que vive en Roma, deseoso como está de mantener cautivos a los católicos brasileños que no cesan de pasarse a la competencia, las iglesias evangélicas. Tanto, que en la reciente campaña electoral que en Brasil precedió a la elección de Dilma Rousseff, hizo lo que pudo para que la candidata de Lula perdiera. Sus obispos ensuciaron la cancha: la acusaron de “asesina de niños”, porque ella había tomado partido por la despenalización del aborto.

El papa odia la idea de que las miles y miles de muchachas que por las razones que sea optan por interrumpir sus embarazos tengan la atención médica que merecen todos los seres humanos. Ellas tienen que sufrir, ya que han tenido sexo y después no quieren un hijo, y si es posible tiene que ir a la cárcel. Esta vez al papa no le fue mal, porque si bien la candidata ganó, tuvo que abjurar de sus posiciones.

Envalentonado, Ratzinger la emprendió con los derechos que los españoles han ganado trabajosamente en el país que ha sido durante siglos uno de los centros mundiales del oscurantismo religioso. Allí acaba de embestir contra lo que llamó “laicismo agresivo” del estado, y contra el regreso de los tiempos de la República, los años treinta del siglo pasado.

Esa República fue ahogada en sangre por las huestes fascistas de Francisco Franco, jefe de una dictadura católica que durante 36 años persiguió, torturó y mató a cualquier disidente que asomara la cabeza. Pero ella no tenía la agresividad del laicismo: los homosexuales tenían que refugiarse en la clandestinidad, las chicas que abortaban se morían en soledad, no había tolerancia para el sexo ni para los condones. Era, como un milagro, la vuelta de la España negra de los inquisidores, la de los Reyes Católicos, la que expulsó a judíos y musulmanes y quemó en la hoguera a los pecadores. El paraíso según Ratzinger.

3 comentarios:

  1. Y encima nosotros tenemos que mantener a todos esos retrogrados fascistas con nuestros impuestos. Pareceria una burla.
    Ademas cada cual es duelo de su cuerpo y tiene derecho a ser con el la vida que se le antoje. Si quiere abortar aborta, si quiere tener relaciones con alguien de su mismo sexo tiene el total derecho a hacerlo. Las religiones no son quienes para meterse en la intimidad de cada persona

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  2. Todavía asusta un poco este Torquemada light.

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  3. Pero ahora Benedicto dice que no es infalible y que se puede usar forro, aunque sea un poquito.

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